Fue imposible contactar con Rafa, que tiene secuestrado su móvil por una desconocida al no haber encendido el teléfono en diez meses. No volvió el jueves a la noche, sino el viernes, y no leyó ni un sólo correo de los que le envíe. Así que cuando llegué, invitado por él, a Madrid, fue Julio quien vino a recogerme. Y a darme de cenar, alojarme y llevarme de fiesta. Las leyes que rigen en agosto rigen en fiestas del Pilar. Uno será recibido con palmas y salvas en su honor, el otro recibirá una bolsa de cacahuetes y una manta vieja.
El viernes quedamos con Macarena y una amiga suya, con Jorge (el primísimo) y dos amigos suyos, y con un amigo de Julio. No pasé de ver más de tres sitios (Tupperware, Vía Láctea e Independance) pero nos dieron las seis de la mañana. Corrieron copas, ríos de sudor (sobre todo en la última sala) pero lo mejor la música. Garaje, pop, electrorock, brit, oldies, hypes continuamente mezclándose. Nos acordamos de ti, Javi, intentando adivinar si os habríais cruzado alguna vez en esta clase de sitios sin conoceros.
Apenas dormí cuatro horitas porque no podía más del calor que ha hecho (si Sevilla tiene un color especial debe haberse evaporado este fin de semana) y me levanté a desayunar. Como Julio tenía comida familiar, quedé con Rafa a las dos de la tarde, decidido a tomar su ofrecimiento como guía y esclavo después de la falta de coordinación del fin de semana. Tres horas y media andando bajo el fuego, qué espanto. Ni siquiera crucé de acera delante del Palacio del Congreso, porque nosotros estábamos a la sombra, pero los leones tenían pinta de estar calentitos como para acariciarlos.
Esta vez vi lugares de la ciudad que no están en el "Recorrido Manifestación Modelo Grandes Multitudes". Aunque por ellos también pasé: en tres horas se puede andar mucho. Y sudar también. Nos compramos tres botellas grandes de agua, un par de cervezas y lo único que conseguimos fue el efecto doblemente perjudicial de tener sed y ganas de mear.
No he hecho apenas fotos, una veintena en los tres días. La única foto en que aparezco durante este paseo por el infierno es la del Palacio de Oriente, y el único monumento que tengo fotografiado es el Palacio de Oriente. Deduzcan cuántas fotos hice.
Me he pulido medio presupuesto del mes, qué desgracia. En verano y así andamos. Así que "vuelta a casa" es bastante literal, a encerrarme con llave y no gastar (porque no puedo). La próxima, en Villanueva del Tortón de los Perales, que seguro que la música no me cuesta tanto dinero (aunque seguramente, tampoco valga la pena que pague por ella).
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