domingo, 18 de noviembre de 2007

Revolviendo en la sección de discos



¡Acabé el proyecto!
Lo he titulado “La historia interminable”, pero no puedo obligar al tribunal a leérsela. Es sólo cuestión de días que defienda las venturas y desventuras de las interconexiones eléctricas europeas, y entonces, al fin, desde el aparcamiento, podré hacer un corte de mangas a la facultad, disfrutando de la situación. Son muchos años de amorío con la Universidad, demasiados. Aún he de resolver ciertas cuestiones con Secretaría, cómo no, antes de depositar, pero es que hay cosas que funcionan mal desde el primer hasta el último día. Por mucho que la fachada del edificio sea nueva, sigue habiendo manzanas podridas dentro.

Puedo retomar el blog, o lo que es lo mismo, a tener ganas de sentarme delante del me ordenador a perder un poco el tiempo, ya que después de un largo día apantallado no me apetecía contar nada, la verdad (tampoco tenía grandes cosas que contar).

Ayer volví a la Fnac, ya hacía tiempo, a tocar con mis manos media sección de discos, desear unos cuantos, odiar su precio (el nuevo de !!! todavía vale 18,25€) y decidirme por dos que ya tengo en el ordenador. Sé que hay gente que piensa que esto es idiota, y puede que tengan razón, pero si me gusta mucho un disco me gusta tenerlo (aunque a veces descuiden un poco el libreto). Hay quien piensa que coleccionar cedés es mucho más feo que coleccionar vinilos, y puede ser incluso a la larga peor, porque no sabemos si los discos compactos resistirán el paso del tiempo como sí que lo hacen los discos antiguos, pero no es cuestión de eficiencia. Por un lado, no tendría ningún sentido solicitar un disco de Kaiser Chiefs para escuchar en el salón de tu casa, tocadiscos mediante, cuando la tecnología de reproducción de los discos compactos es indudablemente mejor: sería anacrónico y estúpido. Y por otro lado, está la vida del disco. Si los discos van a durar veinte o treinta años antes de borrarse ¿qué pasa? La música que coleccionas, la que te gusta, forma parte de tu carácter, de tus aciertos y equívocos a la hora de comprarla, es parte de tu vida, pero ¿por qué legarla? ¿a quién? Durante años has ido escuchando, deseando y adquiriendo obras, pero no puedes sustituir todo ese proceso dando una caja con quinientos discos a otra persona. La música queda, pero el valor que tiene la configuración, la recopilación de esos discos se pierde cuando están todos juntos, de la misma manera que no vale igual una carpeta con 100 archivos mp3 que un disco original de diez canciones. Y es que, como en todo, el esfuerzo realizado por conseguir algo, en este caso económico incluido, siempre da más valor a las cosas. Aunque se borren dentro de diez años.

Y así las cosas, me compré el último de La Costa Brava, Velocidad de crucero, y el último de Deluxe, Fin de un viaje infinito. Tanta perorata del valor del disco original para descubrir que, al sacar el disco de la caja, un mensaje en letras diminutas rezaba:
“Gracias por comprar esta música y apoyar a los artistas, compositores, músicos y a todos aquellos que han hecho posible su creación. Por favor, recuerda que tanto la grabación como el diseño gráfico que la acompaña, están protegidos por la legislación de propiedad intelectual. Dichos derechos no son de tu propiedad, por lo tanto no debes distribuir esta música. Por favor, no utilices los servicios de Internet que promueven la distribución ilegal de música protegida por la legislación de propiedad intelectual, ni regales o tomes prestadas copias ilegales de discos ya que perjudica a aquellos que la crearon. Es sería igual que robar un disco en una tienda. La legislación en vigor establece duras penas para la reproducción, distribución y transmisión digital de grabaciones legalmente protegidas”.

Me he comprado el disco porque lo he escuchado gracias a los servicios de Internet que promueven la distribución de música protegida, no estoy de acuerdo con que sea ilegal, y me ha gustado. Si hubiera hecho eso con el anterior disco de Deluxe, en vez de pedirlo para Reyes, juro que nunca me habría comprado tanta mierda envasada en formato caro y pequeño (“los jóvenes mueren antes de tiempo”, Xoel, que profundo y transgresor, juventud y muerte, ideas enfrentadas ¿eh? directo a las campañas de publicidad de la DGT). El hecho de pedir que no regales una copia de un disco es como pedir que no prestes un libro (como raramente se leen dos veces, es como hacer una copia ilegal permanente) y ahí, esta maldita panda de usureros hijos de perra (he vuelto al blog con ánimo) osan compararnos con ladrones:

“DELUXE en tu móvil:
Envía un mensaje al 7484 con el texto correspondiente a la canción elegida:
Colillas en el suelo: COLILLAS
Rostro de actriz: ACTRIZ
A un metro de distancia: DISTANC
Coste del mensaje 1,2€ (sin IVA) + conexión WAP según operador. Número de mensajes necesarios 2. Válido para móviles compatibles. Atención al cliente: 902 876 212”

Escrito en el disco con toda la cara del mundo. Sobrevivirá incluso al borrado del cedé. Me lo habéis estropeado. Hijos de puta.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

se nota que ahora ya tienes más tiempo libre....xo he llegado hasta el final!!!me aburro mucho,mañana examen...., y yo tengo q seguir viendo la nueva fachadaaaaaaaaaaaaaaaaaaa, pero me alegrare de tu corte de mangass!!!un besin

Anónimo dijo...
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independiente dijo...

Me cago en los muertos del cabrón que programa la mierda de publicidad de crescenet y en su puta calavera. El comentario más largo que me hacen y es de publicidad.

Me comes o meu rabo, filho da puta.

gatociclopeico dijo...

ahora hablas portugués?P

independiente dijo...

Uno sólo es versad en idiomas para insultar