34 años. 1,60m. Complexión delgada. Pelo castaño. Ojos marrones. Ingeniera Industrial. Coche de lujo. Piso céntrico. Responsable territorial en una gran compañía. Soltera.
Es el perfil de mi jefa.
En la cena de despedida de la becaria, el viernes pasado, no le hizo mucha gracia la teoría del San Valentín. Corre el rumor de que las señoritas sin pareja se entristecen el 14 de febrero, y que el fin de semana más próximo se fijan como propósito conocer, esta vez, al fin, a alguien. Es como el Año Nuevo cristiano a los gimnasios o a dejar de fumar. Es el Nuevo Año Polar, la fecha para volver a fijarse como meta encontrar una pareja, y como en el año nuevo cristiano, los propósitos pueden guardarse para el año que viene, que es probable que hagan falta.
Hay agresivas campañas comerciales para obsequiar y ser obsequiados. En las noticias puede verse cómo un pueblo bate el récord de gente besándose a la vez, y en los periódicos hay premios y viajes a sortear entre los enamorados que manden sus fotos y sus declaraciones de amor. No sólo tienen pareja, amor y felicicidad, en teoría, sino que además les premian y exhiben su estado de bondad a los demás. Las declaraciones, por cierto, deberían guardarse en la intimidad, puesto que no hay unanimidad en los términos, y reina, cuqui, tesoro, princesa, nena, churri, niña o amor puede resultar tierno y romántico al mismo tiempo que ofensivo y cursi.
Al final es difícil no claudicar a la idea. ¿Nadie me quiere? Pues, hombre, así, oficialmente, y siguiendo los matices de la pregunta, la respuesta es no. Lo siento, pero no. No es una pregunta sobre si tus amigos te quieren, tu familia te quiere, los filántropos o tu empresa te quieren, ese sí o no sabemos a quién se refiere. Se concede en función de lo que más nos preocupa: la soledad. Hoy puedo estar sólo, pero, ¿y mañana? Cuando tienes 34 años y tus compañeros directos de trabajo tienen todos sus familias, salvo el becario, aunque sólo teóricamente, pues nadie le ha reclamado nunca una paternidad, es entonces cuando te preguntas, quizá ya estoy en ese mañana.
Y teniéndolo todo, todo, todo resuelto. ¿Qué ha hecho para no tener a nadie con quién compartirlo? Cuando uno se conoce a sí mismo se da cuenta de que es más interesante conocer a los demás. El problema es si no quieren conocerte a ti.
Puede también que mañana reina ahogue a sus hijos en la bañera, o príncipe apuñale a su mujer, porque era suya. Al fin y al cabo era su tesoro ¿no? Quizá churri y cariño follen en un hotel, mientras sus respectivos cónyuges legales trabajan ajenos a las aventuras, o que guapo y bonita se divorcien, sin más, porque ya no se quieren, ni siquiera se soportan, ahora se odian y se detestan.
Ya han inventado los coches que te dicen buenos días, pero no los que te dicen te quiero y suenan sinceros. No dan abrazos ni besos tampoco. Año Nuevo Polar. Vamos jefa, este año sí. Si no, el año que viene.
En cuanto a mí, tampoco me quiere nadie, al menos oficialmente. Le saco 9 Años Nuevos Polares a la jefa, son nueve años de mañana igual alguien quiere conocerme mejor. Maldita sea, todo lo dejo para mañana.
Es el perfil de mi jefa.
En la cena de despedida de la becaria, el viernes pasado, no le hizo mucha gracia la teoría del San Valentín. Corre el rumor de que las señoritas sin pareja se entristecen el 14 de febrero, y que el fin de semana más próximo se fijan como propósito conocer, esta vez, al fin, a alguien. Es como el Año Nuevo cristiano a los gimnasios o a dejar de fumar. Es el Nuevo Año Polar, la fecha para volver a fijarse como meta encontrar una pareja, y como en el año nuevo cristiano, los propósitos pueden guardarse para el año que viene, que es probable que hagan falta.
Hay agresivas campañas comerciales para obsequiar y ser obsequiados. En las noticias puede verse cómo un pueblo bate el récord de gente besándose a la vez, y en los periódicos hay premios y viajes a sortear entre los enamorados que manden sus fotos y sus declaraciones de amor. No sólo tienen pareja, amor y felicicidad, en teoría, sino que además les premian y exhiben su estado de bondad a los demás. Las declaraciones, por cierto, deberían guardarse en la intimidad, puesto que no hay unanimidad en los términos, y reina, cuqui, tesoro, princesa, nena, churri, niña o amor puede resultar tierno y romántico al mismo tiempo que ofensivo y cursi.
Al final es difícil no claudicar a la idea. ¿Nadie me quiere? Pues, hombre, así, oficialmente, y siguiendo los matices de la pregunta, la respuesta es no. Lo siento, pero no. No es una pregunta sobre si tus amigos te quieren, tu familia te quiere, los filántropos o tu empresa te quieren, ese sí o no sabemos a quién se refiere. Se concede en función de lo que más nos preocupa: la soledad. Hoy puedo estar sólo, pero, ¿y mañana? Cuando tienes 34 años y tus compañeros directos de trabajo tienen todos sus familias, salvo el becario, aunque sólo teóricamente, pues nadie le ha reclamado nunca una paternidad, es entonces cuando te preguntas, quizá ya estoy en ese mañana.
Y teniéndolo todo, todo, todo resuelto. ¿Qué ha hecho para no tener a nadie con quién compartirlo? Cuando uno se conoce a sí mismo se da cuenta de que es más interesante conocer a los demás. El problema es si no quieren conocerte a ti.
Puede también que mañana reina ahogue a sus hijos en la bañera, o príncipe apuñale a su mujer, porque era suya. Al fin y al cabo era su tesoro ¿no? Quizá churri y cariño follen en un hotel, mientras sus respectivos cónyuges legales trabajan ajenos a las aventuras, o que guapo y bonita se divorcien, sin más, porque ya no se quieren, ni siquiera se soportan, ahora se odian y se detestan.
Ya han inventado los coches que te dicen buenos días, pero no los que te dicen te quiero y suenan sinceros. No dan abrazos ni besos tampoco. Año Nuevo Polar. Vamos jefa, este año sí. Si no, el año que viene.
En cuanto a mí, tampoco me quiere nadie, al menos oficialmente. Le saco 9 Años Nuevos Polares a la jefa, son nueve años de mañana igual alguien quiere conocerme mejor. Maldita sea, todo lo dejo para mañana.
2 comentarios:
al fin y al cabo, todas y cada una de las lineas de tu entrada son pura y cruda realidad... pero yo quiero un mundo de optimistas!!!
muy bueno...te escribiria algo xo no tengo tiempo
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