A pesar de preparar los horarios de tren con precisón, incluyendo horas de salida, estación, número del tren, andén, dirección, hora de llegada, duración, diferentes horarios con y sin trasbordos, por si acaso... mis compañeros de viaje han llegado tarde a la estación de Bruselas y el tren se ha marchado sin ellos. Conmigo dentro, pero ellos abajo, recién llegados a las 8h17min30s, pero viendo que en Bruselas, sobre todo si le pides amablemente al hombre de la estación que espere 10 segundos más, el tren sale a las 8h16min50s. O lo que es lo mismo, diez segundos antes de la hora prevista pero sólo por joder. Han tenido que esperar a las 9h17min20s (por joder también, que esperen un poco más) para ir en el siguiente a Tournai. Unos minutos después de salir ellos estaba llegando yo a la estación de Tournai, como avanzadilla del grupo.
Tournai, 70 000 habitantes, la ciudad más antigua de Bélgica junto con Tongeren. Turnacum para los romanos. Su principal atractivo es la catedral de Nôtre Dame, s.XII. Bastante molesto estaba yo por la niebla que había en toda la región, que hace que las fotos pierdan todo el encanto que el ojo humano puede percibir a pesar del agua, como para llegar a la oficina de turismo y ver que abre a las 14:30. Cuando voy solo tiendo a caminar rápido, y además de dar un par de vueltas innecesarias (el palacio de justicia era ordinario, igual que el conservatorio, el museo de historia natural o el parque de detrás del ayuntamiento) he tenido tiempo para entrar en la catedral, ver el ayuntamiento y su patio de honores, la torre del campanario (beffroi) y la Grosse Tour de Enrique VIII. Cuando los dos compañeros han llegado a la estación, a las 10:22, con el siguiente tren a tomar saliendo a las 11:29, he hecho de guía por el mismo recorrido. Lástima que con la misa especial de la catedral hubieran cerrado las puertas, pero con eso hemos ganado tiempo suficiente para ir hasta el puente de los agujeros (vaya nombre más soso). Los muy espabilados se habían acostado a las cuatro de la mañana viendo episodios de Futurama y Padre de familia, y han visto en una hora lo que debíamos haber visto en dos, recordándoles, no obstante, que lo más bonito de todo lo que había visto era el interior de la catedral (la falta de puntualidad se paga, a veces).
Tournai, 70 000 habitantes, la ciudad más antigua de Bélgica junto con Tongeren. Turnacum para los romanos. Su principal atractivo es la catedral de Nôtre Dame, s.XII. Bastante molesto estaba yo por la niebla que había en toda la región, que hace que las fotos pierdan todo el encanto que el ojo humano puede percibir a pesar del agua, como para llegar a la oficina de turismo y ver que abre a las 14:30. Cuando voy solo tiendo a caminar rápido, y además de dar un par de vueltas innecesarias (el palacio de justicia era ordinario, igual que el conservatorio, el museo de historia natural o el parque de detrás del ayuntamiento) he tenido tiempo para entrar en la catedral, ver el ayuntamiento y su patio de honores, la torre del campanario (beffroi) y la Grosse Tour de Enrique VIII. Cuando los dos compañeros han llegado a la estación, a las 10:22, con el siguiente tren a tomar saliendo a las 11:29, he hecho de guía por el mismo recorrido. Lástima que con la misa especial de la catedral hubieran cerrado las puertas, pero con eso hemos ganado tiempo suficiente para ir hasta el puente de los agujeros (vaya nombre más soso). Los muy espabilados se habían acostado a las cuatro de la mañana viendo episodios de Futurama y Padre de familia, y han visto en una hora lo que debíamos haber visto en dos, recordándoles, no obstante, que lo más bonito de todo lo que había visto era el interior de la catedral (la falta de puntualidad se paga, a veces).
En Mons, hemos preguntado en la oficina de turismo a la mujer más bella de alrededor de la treintena de este país. Joder, casi le echamos fotos. Lo más destacable, después de la joven de la oficina de turismo, eran el Hôtel de ville (ayuntamiento) de la Grand Place, la torre Beffroi (torre Campanario, muy currado el nombre también) y sin duda la Collégiale Sainte Waudru (Colegiata Santa Vautrudis, que fue reconocida Santa por morar en la región con ese nombre tan feo). Las reliquias de Santa Vautrudis, Vau para los amigos, se pasean el día de la Santa Trinidad en el Car d'or (no hace falta traducción). De camino a Mons ha comenzado a lucir un sol espectacular, que ya no ha dejado de brillar en todo el día, un alivio, porque fotografiar torres envueltas en tinieblas no tiene gracia. Hemos comido en un parque, detrás del ayuntamiento, arroz con pollo y tortilla de pollo (es lo que tiene comprar medio kilo de pechera) que dan una sed que no veas, así que nos hemo ido a la Maison des Brasseurs a tomarnos dos cervezas de tres cuartos de litro para los tres. Y nos hemos tenido que ir a paso ligero a la estación antes de perder el tren camino a Soignies y tener que quedarnos una hora más.
Soignies era la elección dudosa, pues es muy pequeño y no sabíamos si ir, pero mientras hubiera sol y la guía lo citase era una posibilidad. Lo mejor y prácticamente lo único, la Colegiata de San Vicente, s XI, que por lo visto se salvó milagrosamente de la quema iniciada en la Revolución francesa en la zona. Nuestro románico no tiene nada que envidiar al belga, la verdad, pero ir hasta allí y tomar un café en un bar kitsch, regentado por un egipcio que sirve manzanilla cuando le piden té, y con verbena para jubilados es una imagen que hace que el románico carezca de la menor importancia.
La guinda: la vuelta a casa desde Soignies, cuyo tren no va sólo a Bruselas, sino también al aeropuerto, y ha salido con media hora de retraso debido a un tipo que se negaba a bajar arguyendo que su billete era válido. Hasta que no ha venido la policía y se lo ha llevado el tren ha estado parado en la estación. En las sucesivas, se sabía quién iba al aeropuerto en función de sus resoplidos y quejas...Soignies era la elección dudosa, pues es muy pequeño y no sabíamos si ir, pero mientras hubiera sol y la guía lo citase era una posibilidad. Lo mejor y prácticamente lo único, la Colegiata de San Vicente, s XI, que por lo visto se salvó milagrosamente de la quema iniciada en la Revolución francesa en la zona. Nuestro románico no tiene nada que envidiar al belga, la verdad, pero ir hasta allí y tomar un café en un bar kitsch, regentado por un egipcio que sirve manzanilla cuando le piden té, y con verbena para jubilados es una imagen que hace que el románico carezca de la menor importancia.
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