viernes, 21 de diciembre de 2007

Veo veo


Qué sensación abrir los ojos y ver. El rostro de la oftalmóloga acompañado por la pregunta ¿Qué tal estás?, recién incorporado de la camilla, aún con los ojos adormecidos después de la sesión. Y es que ayer me corrigieron la miopía. Sí, mi regalo de Reyes fue una operación. Dudé entre ponerme tetas y esto, pero creo que lo de las tetas para más adelante. No duele, es verdad, pero no quita para que estés nervioso. Te tumban en la camilla, con tantas gotas en los ojos, anestésicas y qué sé yo para qué más, que no ves nada, como si estuvieras en mitad de la niebla. Te dicen que no te muevas, y tú sabes que van a abrirte el ojo como una mandarina (sólo la tapa, claro), y escuchas el ruido mecánico de lo que sea que se acerca a tu cara, que en tu cabeza, más clarividente que los ojos en ese momento, es o una afilada sierra de calar o un cortapizzas eléctrico.

- Bzzzz Bzzzzzz - gira el cortapizzas sobre mi cabeza, a la derecha.
-Imposible, no para de oscilar. Por favor, todo el mundo se controla, así que no muevas la cabeza -me increpa la enfermera, molesta porque les hago perder el tiempo.
- Disculpe, pero es que estoy nervioso y no puedo evitar apartarme de eso - respondo.
- ¿No te has tomado la pastilla tranquilizante? - Se oye a la doctora
- Sí, pero hace un minuto, y usted dijo que por lo menos tardaría 20 minutos en entrar después de tomarla.
- ¿Sólo hace un minuto? Bueno no te preocupes, intenta controlarte, de verdad que no duele, sólo notarás una ligera presión durante cinco segundos.

Y es verdad, que no duele. Totalmente cierto. Es más molesto el ganchito para no cerrar los ojos, tipo Naranja Mecánica, que la maquinita dichosa. Se comprende que, sin los efectos del calmante, y ante la perspectiva de una situción nueva, extraña y a sabiendas de que hacer un corte en el ojo es lo que se me viene encima, no es fácil dejar la cabeza quieta y la mirada fijas en un foco deslumbrante; foco que desaparece cuando lo oculta el temido cortapizzas. Y ya está, tres segundos por ojo, para abrirlo, y me llevan a la máquina, lo peor ya pasó.

De nuevo tumbado (así no se puede salir corriendo a gusto de aquí) y con la cabeza bajo una especie de máquina tragaperras. Mira a la luz, será un momentito. Y se ve una luz roja-naranja, el ruido del láser Brrrrrrrrrrrr y huele a fritura . ¿Así huelo? Me entran ganas de comerme un poquito cuando salga de aquí. La luz va creciendo y pasa de ser un puntito en medio de la oscuridad a llenarlo todo de trazos de colores. Dos, tres minutos, no más, por ojo, y me llevan a examinar.

Al fin ese ¿qué tal estás?. Qué alegría, mujer, de verla de nuevo, de verdad. Si fuera usted guapa le daría un beso. En cambio, la primera imagen es, como el mundo real, antierótica. Ese traje verde y ese gorro de cocinera de colegio no le sientan bien. ¿Qué pasó con las enfermeras del Doctor Mariano Ozores? Nada, cada día me gusta menos el cine español, me decepciona constantemente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

como va la vision feoteee????...jo actualiza un poco esto q me aburro jeje. un besin y feliz navidad!!!