sábado, 28 de abril de 2007
Cumpleaños
lunes, 23 de abril de 2007
A las huéspedes del Hilton
María y los siete
Es increíble abrir un ojo tumbado en la cama y ver como tres guapas van a ducharse una detrás de la otra en tu casa. ¿Quién puede volver a dormirse? Asi que nada, me voy con ellos en su furgoneta de nueve plazas (y en la que afortunadamente queda un hueco en el que acoplarme). Primera parada: Brujas. 27 toneladas de campanas, ¿366-348? escalones de campanario, patatas picantes, sangre divina, siesta en los canales. La verdad que estos tíos viajan con cierta calma y reposo, pero al final vimos practicamente todo, y en vez de viajar a Gante como estaba planteado en un principio, acabamos en Oostende, donde me di el primer baño en una playa belga aprovechando los últimos rayos de sol del día. He puesto un puñado de fotos de Oostende por ser el lugar que asociaré sin duda a este viaje, que no es el mío propiamente, pero en el que me he sentido muy bien acogido. Agua helada, caracolas picantes y libertad de movimientos en un vaquero sin ropa interior.
Por la noche fuimos a casa de Javi, a la fiesta con mayor numero de desconocidos y pasajeros visitantes. Sin embargo, hay lugar para el reencuentro de antiguos compañeros de colegio: surrealista. Nos fuimos relativamente pronto hacia el centro, intentando despejar el piso y acercarnos un poco camino de casa. Ya es tradicional ir al Céltica con las visitas, al menos como fin de la velada, y la verdad que voy a acabar por hacerme accionista del bar, porque una vez mas fue un cierre espléndido.
A la mañana siguiente, de nuevo petits comités, algunos mas petits que otros, para dormir, remolonear o visitar someramente Bruselas soleada. Confío en que todo el mundo sienta que su plan durante esas horas fue su mejor elección.
Y a Gante... Comer al sol saludando a los barcos, contar de nuevo escalones, fotos "espectroculares", esperar al sol, esperar a la sombra, caer en la red de hierro de una araña, criticar las fotos del gerente del Hilton, y cerveza o chocolate en una terraza.
Hubo cambio de conductores (mención honorífica para las chicas, que se dedicaron a hacer de chófer la mayor parte del tiempo, y muy bien por cierto, Irantzu y María). Entrando en Bruselas una visita al Atomium, ni de día ni de noche, que las luces parpadeaban, y nosotros venga a hacer fotos chorras.
Me tuve que despedir por plazos de todos, ya que hoy no les veré mas (y escribo hoy, no mañana) para que cada uno se fuera a dormir a su sitio. Casa en el centro, una alfombra en un cuarto y un hotel junto al aeropuerto. Espero que se lo hayan pasado bien. Yo mucho, y muchas gracias por todo a los ocho. Con un poco de suerte vendréis todos para la cuarta entrevista, y el Hilton no cierra sus puertas.
lunes, 16 de abril de 2007
Dinant
Un magnífico día y una bonita excursión
sábado, 7 de abril de 2007
Amberes
Ayer no me acosté ni demasiado tarde ni demasiado bebido, y hoy me he despertado suficientemente temprano y sobrio como para desayunar viendo los horarios de trenes de Bélgica y encapricharme, por qué no, de una excursión a Dinant. Mochila, fruta, guantes, tabaco, libro, música, cámara y a la estación.
Cuando me han dicho que la vía dirección Dinant estaría cerrada los días 7, 8 y 9 he mirado hacia arriba buscando el primer tren que saliera inmediatamente a un destino nuevo. Y así ha sido como he acabado hoy en Amberes.
Llega un momento en Bélgica que los edificios de construcción típica ya no impresionan, y da pena, porque al principio no podías compararlos con nada y parecían fascinantes y extraños. Ahora lo sorprendente es no encontrarlos por todas partes, algunos convertidos en H&M o en Yves Rocher, y es que la visita a Amberes desde que he pisado la estación hasta que he cogido el tren de regreso, está plagada de tiendas por doquier.
Algún gracioso ha cambiado de posición en un plano el punto azul de 'Usted está aquí', y siguiendo mi orientación tipo 'primera a la izquierda, recto y tomar la tercera a la derecha hasta el cruce con las vías del tranvía', calle fulanito de no sé cuán, en vez de acabar en la oficina de turismo, he acabado un par de calles más lejos, pero en pleno centro, así que me he olvidado de ir a buscarla y me he dedicado a seguir a los numerosos grupos de turistas que sí llevaban ya el mapa. No sigáis a los grupos de japoneses, por Dios, que los llevan a comprar relojes a una tienda de Swatch y a restaurantes italianos en vez de a ver cosas. Los engañan como a chinos.
La Catedral de Nuestra Señora es francamente bonita, y que tenga varios Rubens míticos como el de la "Asunción" en el altar mayor le añade mucho más atractivo. El ayuntamiento es bonito, sin más, pero la fuente de Silvio Bravo me ha llamado más la atención, en el centro de la plaza.
La Iglesia de San Carlos Borromeo, mi patrón, forma un plaza con la Biblioteca municipal, que era un antiguo convento de jesuitas, donde me he sentado a comer la fruta y la hamburguesa que me he comprado, que la verdad, me ha sabido a poco, y estoy picando mientras escribo este post...
Me he ido paseando por los muelles, viendo el mercado del pescado, y un barco que me recordaba a los primeros dibujos en blanco y negro de Mickey Mouse, hasta llegar al Steen, una fortaleza del siglo XIII que ahora alberga el Museo de la Navegación. Bueno, otra cosica más.
Me ha sorprendido el Jardín Botánico ¡ya hay tulipanes por cierto! (Es que cuando fui a Holanda en julio, evidentemente, estaban todos bien muertos, y todo quisque me preguntó si había visto tulipanes, siempre, claro, después de preguntarme si había fumado porros y había visto el Barrio Rojo). Hay una sala con cactus de todo el mundo, con la temperatura elevada y un bajo grado de humedad. En la sala de a lado las hojas están empapadas ¡una jodida selva entre paredes de cristal! Apenas se veía el techo con las hojas que había. Sólo le faltaba un tío talando árboles y hubiera sido como el Amazonas. Me ha molado una cosa tan simple y sin sustancia, qué pasa.
Dinant me queda pendiente...