Me dejó Javi en el autobús con una gran maleta y la mochila. La última persona en ver antes de coger el tren hacia el aeropuerto, y al que ya no sé con certeza cuándo ni dónde volveré a encontrar.
Me voy el jueves 21, casi antes que ninguno, y vuelvo cuando apenas quede alguno el sábado 30 de junio. Despedida a la francesa, que no es despedida, con la que evitar decir adiós a todo mundo. No me gusta decir adiós, mejor hasta luego, porque nos volvamos a ver o no, siempre quedará la idea de volvernos a encontrar, y eso es casi como estar en contacto. Dejemos la puerta abierta a un café o una fiesta, aunque no la tengamos, es bueno tener planes con gente que no puedes ver, porque probablemente mantengas la ilusión por llevarlos a cabo.
Hay quien encontrará en su regreso su vuelta a casa, y este año sólo habrá sido como un paréntesis, como un pequeño exilio, en el que conoces a mucha gente, pero tras el cual vuelves al mundo que tenías, con su gente y sus costumbres y todo ese año se convierte en un sueño, guardado en forma de album de fotos en el que buscar en nuestra fotografía el reflejo de lo que vivimos cada día pero que murió al subir al avión o al meter la llave en la cerradura en casaa de tus padres (porque ahora ya será siempre la casa de tus padres). ¿Cómo pensar que puedo volver al lugar del que quería huir? ¿quién necesita volver si todavía necesito salir de allí? Ya no se trata del Erasmus, se trata de mí: no se me ha perdido nada en esta ciudad, nada que me incite a quedarme sin aburrirme, irritarme o entristecerme. Todo lo que saco sólo es temporal, como el estado artificial de una borrachera, tras la cual siempre golpea una resaca.
Y ha sido llegar aquí y salir de nuevo, oportuna excusa el concierto de los Rolling y la compañía de alguien que pasa por una situación similar, pues todo aquel que no puede ver ni planificar nada en su vida más allá de cuatro meses está en la misma situación. Carretera, pinchos, música, marisco, mar, lluvia y sábanas arrugadas, como todo últimamente, muy bueno y en píldoras concentradas, que se gustan intensamente pero se acaban mucho más rápido. Tengo la fortuna/desdicha de llevar algo más de un año tomando fotografías mentales de mi vida, y si ésta se reduce sólo a fugaces e intensos momentos hay algo que debería cambiar en lo que es estable y no me satisface.
1 comentario:
acabo de despedirme de Javi en casa de Carla...y me gustaria soltar una sonrisa y decir q estos meses aqui con todos vosotros han sido lo mejor q me ha pasado en mucho tiempo, pero quiza ahora solo tenga fuerzas para soltar una lagrima....joder q duro esta siendo todo esto!!!!
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