Nueve días he durado en mi nuevo puesto de trabajo. Al octavo día en la empresa francesa, recibí una llamada que comenzaba a pensar que no llegaría jamás: Una oferta de trabajo en el Departamento de Regulación Internacional en una empresa del sector energético. Mejor pagada, mejor ubicada en Madrid (a 5-10min andando de Avda. de América), incluso mejores condiciones laborales que las que disfrutaba hace unos días, lo que ya es decir. Así que al día siguiente, ni corto ni perezoso, solté la desagradable noticia en la oficina: "Creo que me voy". Y eso, cuando te gusta el trabajo, las condiciones y el ambiente con tus compañeros, no es tan fácil de argumentar.
La única persona de Recursos Humanos allí presente, debido a que el jefe estaba de vacaciones, era un joven italiano simpatiquísimo que, cuando escuchó los motivos del cambio, no dudó en felicitarme y en reconocerme que él habría hecho lo mismo ante semejante oferta. Incluso me contó que su récord de permanencia fue de un día de trabajo en Procter & Gamble.
Mi jefe, quiero decir, mi exjefe, bellísima persona, pero que andaba buscando desde enero dos personas que tuvieran un perfil determinado para su departamento, se lo tomó en todo momento con una sonrisa. A pesar de que no deja de ser una pequeña patada en los huevos.
Esta semana me citarán para hacerme el reconocimiento médico, pero no empiezo hasta septiembre, con lo que me van a sobrar unos ociosos días de verano que creo que habré de disfrutar, en parte, en Zaragoza. Está claro que me está costando lo mío salir indefinidamente de allí, pero esta vez merece la pena.
1 comentario:
Se te ve guapete en la foto, eso es q el cambio te ha sentado bien jeje!!!me alegro x vos señorito!!weno un besico gordo y q vaya bonito!!!ciaoooo
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