lunes, 18 de diciembre de 2006

Sergio. 22 años. Huesca


Al primero de todos los que conocí, incluso compartí clases y exámenes no-Erasmus en Zaragoza. Llegó molido con exceso de equipaje el domingo 17 de septiembre, y anduvo zigzagueando antes de llegar al albergue con sus maletas. Quizá lo hizo porque es curioso, pero creo que en verdad es porque se perdió. Risueño, gritón, responsable, deportista, cinéfilo y melómano, aunque puede creerse que entre bola y bola del Atomium hay un tobogán. Habla en sueños, no puede aguantar la risa cuando está défoncé y nació, de entre los tres tipos sin estrella que fuimos juntos a buscar piso, el más estrellado del grupo. Sin duda. Elegir mal el lado de una moneda puede suponer una casa distinta en Bruselas.
El caso es que es el que más cerca vive de mí, y ahora que tiene recién redecorado su cuarto (antes, la decoración era la ropa mojada que tendía de su ventana), va a pedirse un piso nuevo para los Reyes Magos. Esperemos que se lo traigan, que no se merece a Laure. Ni Laure le merece a él. Cacho guarra.
Mañana volvemos juntos, casi como llegar hasta aquí, a Barcelona. Creo que tiene ganas de volver a casa, y realmente lo merece, después de su marathoniana última semana de trabajos. Hoy se ha ganado el derecho a que salgamos y nos emborrachemos. Vale, vale, vale...

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