Queridos belgas, con especial cariño a Cyril, el compañero de piso de Guillermo:
No montéis nunca una fiesta con vuestro compañero de piso español y que cada uno se traiga a sus amigos, porque no cuaja. Es cierto que la fiesta comenzaba a las 21h, por eso, a la hora de inicio de la fiesta, sólo acudieron dos personas, de origen belga, y que se fueron antes de que llegase ningún otro invitado. Los primeros españoles, doy fe porque yo formaba parte de la primera tríada que llegó, se acercaron a las 23:00, y eso fue porque cenaron en el piso inmediatamente inferior a donde se organizaba la fiesta.
Tampoco está bien que no vayan más de dos invitados, habiéndoles avisado a todos con más de una semana de antelación, y que de parte del compañero vayan cuarenta personas avisadas en el mismo día. Algunos vinieron más tarde porque habían pasado por otras fiestas.
Que esa es otra, querido belga, definir los horarios de la fiesta, porque seguro que no la montarás al saber que quince personas siguen de pie, con cerveza en la mano, en tu cuarto, a las seis de la mañana. El hecho de ponerte a pasar el aspirador por el cuarto, con la evidente y desagradable intención de que nos vayamos de casa, no hace sino despertar recelo en las relaciones hispano-belgas, y no es un buen momento con las movidas de la Unión Europea y la opa E.ON-Endesa echar más leña al fuego.
Si sigues empecinado en celebrarla, allá tú, pero no te olvides de invitar a los vecinos del edificio, que así disfrutarás de la compañía de alguien que habla perfectamente tu idioma. Que nadie te engañe, hay muchos españoles capaces de mantener una conversación en francés, pero la evitarán si comienzas a hablar de lo maravillosa que es tu carrera de física. Quizá por eso se fue el vecino tan pronto, ya que cara de cansado no tenía.
Cuando creas que las cervezas se han acabado vigila que tus invitados no estén organizando una colecta para bajar al Night Shop de los pakistaníes y hacer un reavituallamiento colectivo. O que tu compañero de piso no haya comprado demasiada cerveza que aguarde en el frigorífico del vecino español de abajo y te la suban, con horror y espanto para ti.
Tienes razón, lo del baño es impresentable. Hay gente que no sabe apuntar. Lo dicho, imperdonable.
Y con todo esto, si aún estás dispuesto a seguir celebrando una fiesta, como la de anoche, estupenda, sonríe pote (=colega).
No montéis nunca una fiesta con vuestro compañero de piso español y que cada uno se traiga a sus amigos, porque no cuaja. Es cierto que la fiesta comenzaba a las 21h, por eso, a la hora de inicio de la fiesta, sólo acudieron dos personas, de origen belga, y que se fueron antes de que llegase ningún otro invitado. Los primeros españoles, doy fe porque yo formaba parte de la primera tríada que llegó, se acercaron a las 23:00, y eso fue porque cenaron en el piso inmediatamente inferior a donde se organizaba la fiesta.
Tampoco está bien que no vayan más de dos invitados, habiéndoles avisado a todos con más de una semana de antelación, y que de parte del compañero vayan cuarenta personas avisadas en el mismo día. Algunos vinieron más tarde porque habían pasado por otras fiestas.
Que esa es otra, querido belga, definir los horarios de la fiesta, porque seguro que no la montarás al saber que quince personas siguen de pie, con cerveza en la mano, en tu cuarto, a las seis de la mañana. El hecho de ponerte a pasar el aspirador por el cuarto, con la evidente y desagradable intención de que nos vayamos de casa, no hace sino despertar recelo en las relaciones hispano-belgas, y no es un buen momento con las movidas de la Unión Europea y la opa E.ON-Endesa echar más leña al fuego.
Si sigues empecinado en celebrarla, allá tú, pero no te olvides de invitar a los vecinos del edificio, que así disfrutarás de la compañía de alguien que habla perfectamente tu idioma. Que nadie te engañe, hay muchos españoles capaces de mantener una conversación en francés, pero la evitarán si comienzas a hablar de lo maravillosa que es tu carrera de física. Quizá por eso se fue el vecino tan pronto, ya que cara de cansado no tenía.
Cuando creas que las cervezas se han acabado vigila que tus invitados no estén organizando una colecta para bajar al Night Shop de los pakistaníes y hacer un reavituallamiento colectivo. O que tu compañero de piso no haya comprado demasiada cerveza que aguarde en el frigorífico del vecino español de abajo y te la suban, con horror y espanto para ti.
Tienes razón, lo del baño es impresentable. Hay gente que no sabe apuntar. Lo dicho, imperdonable.
Y con todo esto, si aún estás dispuesto a seguir celebrando una fiesta, como la de anoche, estupenda, sonríe pote (=colega).
1 comentario:
Si, nosotras fuimos esas q llegamos tarde por estar en otra fiesta...y nos fuimos pronto por estar mamadas como perras...c´est la vie...c´est le carapils...un style de vie differente...(bizarre)
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